Nacido el 6 de enero de 1500 en Almodóvar del Campo, España, fue un sacerdote, predicador y escritor ascético español. Conocido como el “Apóstol de Andalucía,” dedicó su vida a la evangelización y la reforma espiritual en esa región. Fue un influyente místico y autor de obras sobre espiritualidad y ascética.
Desde joven, mostró un gran interés por la vida religiosa, lo que lo llevó a estudiar en la Universidad de Salamanca. A los 14 años, se trasladó a la Universidad de Alcalá para estudiar leyes, pero su vocación sacerdotal lo llevó a ser ordenado sacerdote en 1526. Su ministerio comenzó en Écija y se caracterizó por una predicación apasionada y un enfoque innovador en la evangelización, que incluía la promoción de la vida interior y la oración. Su estilo de predicación atrajo tanto seguidores como detractores, lo que eventualmente resultó en un proceso ante la Inquisición que lo mantuvo encarcelado durante dos años.
Durante su tiempo en prisión, Juan de Ávila profundizó en su espiritualidad y en el misterio de la Cruz de Cristo. Esta experiencia fortaleció su compromiso con el amor y la dedicación a Dios, convirtiéndose en el centro de su vida espiritual. Tras ser absuelto, continuó su labor pastoral y se convirtió en un reconocido director espiritual, ayudando a muchos a discernir su vocación y a crecer en su vida cristiana. Su correspondencia con figuras como San Ignacio de Loyola y Santa Teresa de Jesús refleja su influencia en la espiritualidad del siglo XVI.
San Juan de Ávila también fue un prolífico escritor; sus obras incluyen cartas, sermones y tratados espirituales que abordan temas como la Eucaristía y el sacerdocio. Uno de sus textos más conocidos es “Audi, filia”, donde ofrece consejos prácticos para vivir una vida cristiana auténtica.

Su enfoque se centraba en el amor a Dios y al prójimo, promoviendo una espiritualidad que enfatizaba la importancia de la oración y el sacrificio personal.
Falleció el 10 de mayo de 1569 en Montilla, dejando un legado duradero como patrón del clero español y uno de los grandes santos de la Iglesia. Fue canonizado por el Papa Pablo VI en 1970 y declarado Doctor de la Iglesia por su contribución a la teología y espiritualidad cristiana. Su festividad se celebra el 10 de mayo, recordando su dedicación a Dios y su influencia perdurable en la vida espiritual.